El tiempo es una dimensión que percibimos de forma
lineal y que nos sirve para que los eventos se sucedan uno tras otro.
Si el
tiempo es una percepción ilusoria de nuestra realidad 3D, entonces aparecerían
muchos interrogantes.
Sin el
tiempo no habría consecuencias y por lo tanto no habría miedo a las mismas. Así
que podemos concluir que el miedo es producto del tiempo. El miedo seria entonces
otra ilusión. Porque realmente sentimos miedo ante un evento que está por
llegar, es la incertidumbre ante un hecho que aún no ha sucedido, aunque al parecer
todo sucedió en un mismo momento.
Sin el
tiempo no habría evolución, al menos como nosotros la entendemos, ya que la
evolución nace de un aprendizaje. El aprendizaje es producto de una situación
pasada, y sin el tiempo no cabría reflexión posterior. Así que la evolución no
sería tal, sino que todos los estados evolutivos se manifestarían en el mismo
instante. Quizá por ello podemos conectar con nuestro yo superior, entendiendo
que ya está presente en nosotros mismos, aunque lo percibamos como algo lejano,
o que está por llegar.
Si el
tiempo es una ilusión de nuestra limitada percepción y todo sucede en un mismo
momento, en el eterno presente, entonces la causa y el efecto tienen lugar al
mismo tiempo. Un efecto o consecuencia es parte de la causa. Ambas coexisten
juntas, y son indivisibles. Entonces según nuestra limitada percepción, con un
tiempo lineal, podemos prever la consecuencia, ya que una acción lleva una
causa en sí misma, aunque la percibamos en un momento temporal posterior.
De ser
así, lo que percibimos como futuro ya habría sucedido (o mejor dicho estaría
sucediendo en el ahora), y por tanto no tendríamos capacidad de elección, o ya
habríamos elegido en el momento único e infinito del eterno presente. De ser
así, y si ahora mismo no tenemos mucha capacidad de elección, ¿qué sentido
tendría estar viviendo?, ¿cuál sería el aprendizaje? Es muy posible que estemos
aquí para intentar entender porqué hemos hecho las elecciones que ya han sido
tomadas. Esa es una posible respuesta.
Quizá no
se trate pues de elegir, sino de entender porqué elegimos aquello que ya hemos
elegido.
La
dimensión temporal tal y como la percibimos, nos estaría limitando hasta límites
insospechados.
Les
invito a reflexionar sobre esto y hasta qué punto podemos ser fácilmente manipulables
con esta ilusoria percepción temporal, sintiendo un continuo miedo ante un
futuro incierto, temiendo por las consecuencias de nuestros actos, las cuales
nos hacen permanecer inactivos.
Vivimos
en una realidad de ilusión, donde percibimos división constantemente.
Percibimos división entre todo lo manifestado, viéndonos separados del Todo al
que pertenecemos, y también lo percibimos todo separado por una línea temporal
de eventos que parecen estar distantes entre sí, sin percibir el nexo de unión
que hay entre todos ellos.
Háganse
conscientes de la ilusión, y siéntanse libres en este Todo al que pertenecen,
en este eterno presente.
Y
recordad que cuando nos hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan
grande, de que somos Uno con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al
mismo tiempo y que el amor al prójimo es el amor a uno mismo.
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