martes, 20 de enero de 2015

Infinitos egos


           Quería reflexionar acerca de la teoría de los universos paralelos. Se trata de la existencia de tantos universos como posibilidades se hayan producido en nuestras vidas. Habría entonces infinidad de universos con un yo diferente en cada uno de ellos. Cada vez que surgiesen diferentes posibilidades de elección, dado nuestro libre albedrio, aparecerían tantos nuevos universos paralelos como posibilidades.

            Me puse a pensar sobre esta teoría y de que la razón por la que se producirían estos infinitos universos, sería con el objetivo de experimentar infinitas posibilidades y que si estamos aquí para experimentar, no se me ocurre mejor manera de hacerlo que creando tantas posibilidades para ello. Y al parecer somos seres multidimensionales, así que tendría aún más sentido si cabe.  

            En ese momento me vino una descarga de información intuitiva y una ráfaga de energía refrescante recorrió todo mi cuerpo. Lo que me llegó fue una información diferente a esta teoría, pero al mismo tiempo relacionada con la multidimensionalidad del ser y las infinitas posibilidades de experimentación del mismo.  

            ¿Y si las diferentes posibilidades de experimentación del yo fuésemos en realidad todos nosotros? Y si la unidad de la que hablamos y de la cual formamos parte fuésemos un solo Yo ilusoriamente dividido para poder tener multitud de experiencias diferentes? Tiene sentido, ya que siempre hablamos de que somos parte de un Todo, aunque no seamos plenamente conscientes de ello y que creemos equivocadamente ser seres individuales.  

           Entonces pensé en el ego, y que quizás no fuese tan malo como creemos. Porque el ego sería una herramienta para crear esa ilusión de separación necesaria para poder experimentar separados y así almacenar mas experiencias que si lo hiciésemos como unidad consciente.  

            Eso no hace más que reforzar la idea de que debemos trascender al ego para sentir la unidad a la que pertenecemos, pero mientras permanezcamos proyectándonos como seres individuales no olvidemos al relacionarnos con los demás, que son parte de nosotros, y que aquello que proyectemos hacia ellos, lo estamos proyectando hacia nosotros mismos; y que aquello que pensamos de los demás, es aquello que pensamos de nosotros mismo. Y que todo lo que no nos gusta de nosotros lo veremos en los demás, ya que son una proyección nuestra. Y que aquello que proyectemos con nuestro sistema de creencia será aquella parte del todo que veremos reflejada porque será la que atraeremos hacia nosotros.   

            Parece que todo encaja. O se lía cada vez más. Pero mientras esta creencia nos sirva para incrementar la comprensión hacia los demás y hacer de este mundo un lugar mejor... bendita sea esta creencia.  

            Y recordad que cuando nos hacemos conscientes de que formamos parte de algo tan grande, de que somos Uno con el Todo, entonces entendemos que dar es recibir al mismo tiempo y que el amor al prójimo es el amor a uno mismo.

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